Este espacio prometía ser el nuevo icono gastronómico de Madrid, el lugar donde todos querrían estar en la capital. Mad Gourmets lo tenía todo para triunfar: un emplazamiento de lujo en el Food Hall de las Galerías Canalejas; un local de 650 metros cuadrados y una apuesta gastronómica con propuestas muy diferentes.
En principio, Mad Gourmets contaba con 20 puestos que acogían desde platos tradicionales de la península hasta las últimas tendencias gastronómicas de Hispanoamérica y Asia. Un proyecto ambicioso al que se sumó hasta John Torres, el creador del pan de masa madre que no falta en muchos restaurantes de Estrella Michelin.
Ahora, muchos de los espacios que pertenecían al mercado (entre ellos Vibar, Lobstar y Burnout Burgers) están cerrados al público, ya que la empresa tuvo que hacer frente a 1,63 millones de euros en gastos de explotación y cerró el año con pérdidas superiores a los 640.000 euros.
Las pérdidas de la compañía han ido en aumento año tras año. En 2021, Mad Gourmets ganó 24.300 euros, mientras que en 2022 empezó a perder 70.660, una cifra que alcanzó los 641.828 euros durante 2023, lo que significa que las pérdidas se han multiplicado por nueve, según el informe financiero de la empresa.
Durante el año pasado, la compañía también arrastró una gran cantidad de deudas tanto a corto como a largo plazo que alcanzan los 2,2 millones de euros.
El Food Hall sigue abierto y los 12 puestos que quedan en Mad Gourmets continúan funcionando, a la espera de que se resuelva su situación financiera.
Por todo esto, el principal inquilino del Food Hall Canalejas se ha estrellado y acaba de entrar en concurso de acreedores voluntario, según consta en el Boletín Oficial del Registro Mercantil. Así lo ha presentado ante el Juzgado de lo Mercantil n.º 12 de Madrid tras arrastrar más de 2,23 millones de euros en deudas a corto y largo plazo.
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